Es curioso que con los avances en neurociencias, la epigenética, la biología-cultural y las ciencias de la complejidad sigamos pretendiendo igualdad. Como estas disciplinas ya han demostrado, somos seres originales en permanente transformación. Nuestra biología se modifica continuamente en función de las experiencias que vivimos. Nuestra arquitectura neuronal es la respuesta de nuestro organismo a los problemas que intentamos resolver. Nuestros cuerpos son diferentes y cambian permanentemente, nuestras mentes y circunstancias, también. Inevitablemente, somos distintos.
Permítanme entonces sugerir que nuestras instituciones son la principal causa del incremento de la desigualdad. Porque fueron diseñadas para conservar un mundo que ya no existe. Están obsoletas. Ahora, que estamos tomando conciencia de la necesidad de una nueva cosmovisión, recién los problemas de esas añejas instituciones se hacen visibles. Necesitamos adecuarlas a los nuevos tiempos. Y entre todas las instituciones que hemos creado, la educación parece ser la institución más culpable del aumento de las jerarquías y de la desigualdad. Porque allí se tejen nuestras creencias más fundamentales, las ideas que a veces se transforman en dogmas de fe, cerrando nuestras mentes. Allí se genera nuestra forma de pensar. Allí se construyen los mapas y los anteojos con que filtramos la realidad. Y por eso, las viejas creencias son difíciles de cambiar. La educación estandarizada que recibimos es la principal responsable del mundo desigual en que vivimos…
Cornelio Westenek