Es lo que piensa Douglas Rushkoff, uno de los más cercanos observadores de los inicios del Internet -un proyecto académico para facilitar la colaboración y distribuir el conocimiento-que de la mano de un grupo de artistas, intelectuales, programadores y psiconautas parecía tener el potencial de convertirse en una poderosa herramienta contracultural, capaz de expandir la conciencia a través de la información y conectar a las personas en torno a una serie de valores humanistas. Lamentablemente este entusiasmo, por momentos hasta psicodélico, no pudo hacer frente a los valores utilitarios del capitalismo que rápidamente cooptaron la Web. En alrededor de 20 libros, Rushkoff ha analizado cómo ése prometedor […]