Es curioso que con los avances en neurociencias, la epigenética, la biología-cultural y las ciencias de la complejidad sigamos pretendiendo igualdad. Como estas disciplinas ya han demostrado, somos seres originales en permanente transformación. Nuestra biología se modifica continuamente en función de las experiencias que vivimos. Nuestra arquitectura neuronal es la respuesta de nuestro organismo a los problemas que intentamos resolver. Nuestros cuerpos son diferentes y cambian permanentemente, nuestras mentes y circunstancias, también. Inevitablemente, somos distintos. Permítanme entonces sugerir que nuestras instituciones son la principal causa del incremento de la desigualdad. Porque fueron diseñadas para conservar un mundo que ya […]