El inicio del proyecto de Huertas Urbanas en la comuna de La Reina es el fruto del encuentro, el año 2002, entre un alcalde visionario (Fernando Castillo Velasco) que entendía la arquitectura y el urbanismo como forma de impulsar una sociedad integrada y la pasión de una pedagoga chilena (Julia Franco) quien creció teniendo huertos en casa de sus abuelos. La Aldea del Encuentro, un espacio concebido para la integración, desarrollo cultural y esparcimiento de los vecinos, acababa de ser construida en los faldeos cordilleranos de Santiago. Don Fernando y Julia tenían una experiencia similar: ambos conocían la experiencia de los jardines comunitarios ingleses y de las huertas familiares americanas. Había un terreno disponible, faltaba el proyecto. Julia vio la oportunidad de plasmar sus inquietudes y se hizo cargo de organizar las huertas urbanas.
Todo vecino o vecina de la comuna puede acercarse a las Huertas para participar. Firma un permiso para convertirse en “mediero” lo que significa que se compromete a cultivar de manera orgánica el pequeño terreno municipal que se le asigna, recibiendo la capacitación correspondiente y entregando a la comunidad la mitad de lo que produce.
Venir regularmente a trabajar a la huerta es entrar en contacto con gente con trayectorias y motivaciones muy diversas. Hay familias con niños que quieren producir y consumir verdura sana, jóvenes que quieren aprender cultivos sustentable, personas deprimidas que han perdido el empleo, o simplemente vecinos que buscan alternar con otros. Todos ellos, sin distinción, van recuperando la conexión con la tierra, su cuidado, sus ciclos. Al tener que respetar los tiempos de la tierra y las plantas los medieros, dice Julia, van bajando sus revoluciones, y aprenden del fracaso.
Es una experiencia enriquecedora, donde se vive la igualdad en forma transversal, que exige un compromiso de otra naturaleza. Hay un intercambio y solidaridad que se instala entre los medieros dando pie a una sociabilidad alejada del utilitarismo que impregna la cultura de la ciudad. Los mas antiguos acogen y enseña a los nuevos. Hay niños que vienen con sus padres o abuelos a jugar al aire libre y de paso pueden “ver” de donde provienen los alimentos que consumen. Y también, se avanza en difundir una cultura ecológica a grupos de escolares y vecinos que los visitan.
Julia dice aprender todos los días de la gente y de la tierra. El cambio climático se presenta en cada estación con nuevos desafíos para lograr los cultivos ya que cambian las condiciones de germinación, los requerimientos de agua, etc. Aunque ella es optimista convencida de que proyectos como este apuntan a terminar con la separación urbano/rural. No por azar, los “community gardens” salvaron de la hambruna a los habitantes de las ciudades inglesas cuyos accesos fueron bombardeados durante la guerra.
¡Que mejor manera para conectarse con los tiempos de la Tierra!