Vivir una vida vacía de ceremonia nos deja sin aliados. Separados de nuestra realidad, nos abandona a un mundo sin inteligencia, la imagen misma de la ideología modernista. La visión mecanicista del mundo pasa a ser una profecía autocumplida, y nos quedamos sin nada mas que la fuerza para influir en el mundo. Una ceremonia no hará que las cosas pasen de otra manera sino que nos abre a que pasen cosas diferentes.
¿Como podemos reintroducir la ceremonia en una sociedad en que está ausente? No se trata de imitar o importar las ceremonias de otras culturas. Tampoco es necesario resucitar las ceremonias ancestrales, lo que no sería sino una forma de apropiarnos de la propia cultura Tratar de preservar o imitar ceremonias nos traerá solo una estatua. Las ceremonias están vivas.
¿Qué opciones tenemos? ¿Crear nuestras propias ceremonias? En verdad, no. Las ceremonias no se crean, sino que se descubren.
Aquí algo que podría funcionar. Comieza por una ceremonia rudimentaria, como prender una vela cada mañana y meditar un momento acerca de quien quieres ser ese día. ¿cómo prender bien la vela? Quizá la tomas y la acercas al fósforo. Luego, donde colocas el fósforo? En un platillo a un costado. Y pones la vela derecha en su sitio. Luego quizá quieras hacer sonar la campailla tres veces. ¿Cuanto tiempo entre un repicar y otro? Estás apurado? No… te das el tiempo que se haya apagado el sonido. ¡Sí! Así es como funciona.
Descubrir una ceremonia, seguir el hilo del “sí…así se hace” es lo que la plena atención revela. Escuchar, mirar, concentrar la atención, descubrir qué hacer, que decir, es como participamos en la ceremonia.
Charles Einsenstad