La obesidad crece en todo el mundo. En Estados Unidos casi la mitad de la población (130 millones de personas) sufre de obesidad. Esta epidemia está asociada a una dieta no saludable y, en particular, a la comida rápida.
La industria del fast food se defiende con el argumento de que el consumidor es libre. “Lo que nosotros vendemos es comodidad, algo accesible y económico. Es el consumidor el que elige que comer”.
Resulta que esta supuesta libertad de elección es ilusoria. Las familias cuyos padres trabajan recurren masivamente a la comida rápida alta en, sal, grasa y azúcar en dosis que superan con creces las dosis recomendadas. Y lo siguen haciendo…
¡MacDonald alimenta a 25 millones de americanos al día!
Algunas cadenas han introducido nuevos productos “saludables”, sin suprimir los dañinos. Así los niños podrán escoger una manzana o palitos de zanahoria si sus padres insisten pero…ya tienen asegurado un Big Mac (y una cajita feliz con juguetes plásticos).
Es cierto que te dan la opción de elegir entre mas o menos gramos de hamburguesa o de agregarle una ensalada, pero ¡seguirás ingiriendo chatarra!