¿Qué Ciencia?
Desde Rosario (Argentina) nos llegan noticias y materiales esperanzadores. Aquí extractos de 5to Congreso Internacional de Salud Socioambiental (Junio 2019).
Bajo la consigna Ciencia Digna para la Salud de la Madre Tierra, el encuentro buscó cruzar la producción de conocimiento de científicos comprometidos con la salud de los pueblos, con las luchas que se llevan a cabo en los territorios, y las iniciativas que visibilizan y fortalecen la búsqueda por un mundo sano, comprometido con el presente y el futuro de las generaciones venideras.
A partir de reconocer que la ciencia no tiene todas las respuestas y que la producción científica está atravesada por condicionamientos políticos; la escucha atenta y comprometida con las batallas cotidianas en territorios y cuerpos, es esencial para plantear un rumbo distinto al de la ciencia colonizada por el capital.
La supuesta “ausencia de rigurosidad científica” es el latiguillo repetido de quienes sostienen modelos de saqueo y contaminación en nuestros territorios y en ese sentido el Congreso de Rosario fue una contundente desmentida. También una plataforma donde reconocer la pluralidad de actores enredados en la denuncia de los efectos que los defensores de estos modelos ocultan, y en la construcción de alternativas.
Sobre el cuidado de la Tierra, el Dr. Damián Marino del EMISA (UNLP), que lleva años demostrando cómo los agro-tóxicos llegan hasta nosotros y en el medio ambiente, fue categórico: “la única buena práctica agrícola es la agroecología”. Con números contundentes, Marino resaltó que Argentina tiene en las gotas de lluvia 30 veces más plaguicidas que en Estados Unidos y que a cada año se acumula 1mg de Glifosato (por kg) en el suelo argentino. Sobre la producción científica respecto de los agro tóxicos, Brasil y Argentina son líderes en la producción de artículos. Desde 2001, ha crecido el número de publicaciones científicas sobre el efecto del glifosato en medio ambiente, sin embargo, los medios de comunicación hegemónicos tratan los resultados como si fueran una opinión y no una evidencia científica. “Nos tratarán como opinólogos. Hay desprecio a los investigadores de la ciencia digna”, relata el científico.
Si por un lado los medios tratan de opinólogos a los científicos comprometidos; por otro, validan la negación de la ciencia indigna financiada por las grandes corporaciones productoras de veneno. Esto es lo que expuso Anabel Pomar de la Cooperativa La Vaca responsable por la traducción de los documentos de Monsanto, conocidos como los “Monsato Papers”. En su exposición, Anabel devela como la empresa escondía información y también financiaba científicos para la publicación de investigaciones que desmentían la evidencia sobre la condición cancerígena de sus productos.
Si pensar la salud humana es pensar la salud de la Madre Tierra y viceversa, avanzar hacia un modelo de producción agro ecológica se hace urgente. Pasar de la dependencia de insumos a una red de contención desde abajo para salir de la lógica del mercado es lo que plantea el ingeniero agrónomo Nicolás Indelángelo, miembro de la Red de Técnicos por la Agroecología del Litoral: “Mi laburo me enfrentó a la búsqueda de qué somos. Nací en la ciudad, y la agronomía fue la manera que tuve para poder acercarme al campo. (…) La tierra es nuestra identidad; mi abuelo no sabía que era campesino, en términos de sociología rural, él lo tenía en su cosmovisión, en su hacer, esto de ser la Tierra y cuidarla. ¿Cómo él la iba a dañar si él era esto?, ¿Cómo no iba a usar la luna para guiarse?, si él era un ser afectado por este bioritmo. Y yo creo que todo esto está todavía, que no se perdió, más allá de la erosión cultural fuerte. Se perdieron generaciones pero hoy estamos rascando y todo eso está apareciendo. (…) Estamos interpelados por esto de que comemos mal y empieza a aparecer esto de volver a la tierra como opción real, en esta zona hay mucho lugar, y se puede hacer también desde la ciudad politizando el consumo, redes de distribución, etc. Todo esto lo llevamos en el ADN que es mucho más que 23 cromosomas. Toda esta información está ahí.”
Arturo Quizhpe,